“Agua de Mar esconde más secretos de los que aparenta. Está su terraza, donde sopla una brisa capaz de refrescar el día más tórrido, está su despensa, que almacena un género extraordinario, y está Cristina Baixauli, una hostelera que gestiona este y otros espacios con una profesionalidad envidiable.
Cristina es hostelera y gourmet y se esfuerza porque sus clientes disfruten como a ella le gustaría si se sentara en la mesa. La carta ofrece una cocina de mercado donde el producto está muy visible.
Hacen bien en darle visibilidad porque esa materia prima lo merece.
Aquí tienen langostas, bogavantes, pescados de gran tamaño, cigalas de trono, ortiguillas… y gambas, que parecería evidente estando en Dénia, pero lo cierto es que muy pocos restaurantes las tienen tan buenas como aquí.
Con esas fruslerías y unos buenos arroces se entretiene la mayoría de la clientela. Otros, los más inquietos, optan por el menú degustación. Allí despliega Cristina una manera de cocinar más sofisticada sin dejar de lado el producto.
Sale airosa del reto en platos como su cigala de tronco con pilpil de angulla, su caldo de galeras o su crema de calamar con quisquillas.
Un plato, la royal de pato con crema de su hígado, sirve para de mostrar que aquí hay mucho más que producto.
Tal vez, el mejor secreto de Agua de Mar son Petra Neculau y Basile Tanace. Cualquier hostelero soñaría con tener dos profesionales tan bien formados, tan eficientes y tan entregados al proyecto. Aveces voy a Agua de Mar solo por darme el gusto de saludarlos.”
Gracias Levante-EMV y Santos Ruiz, esta es vuestra casa.